El sexo, ¿no estaba reservado para ciertas marcas atrevidas, de ropa interior o de productos sexuales?
Esa es la primera pregunta que les surge a muchas marcas, de distintas industrias, cuando les planteamos la importancia de abordar la sexualidad en sus conversaciones, comunicaciones y productos o servicios.
Esa pregunta inevitable esconde lo que de entrada hemos pensado mal muchos por mucho tiempo: que la conversación sobre sexo es una conversación explícita.
Pero no, no hablamos de algo «pornográfico». Tampoco necesariamente de algo erótico.
En realidad, la sexualidad es un tema amplio que tiene que ver con la libertad, la posibilidad de expresarse y, sobre todo, de explorar el propio cuerpo.
Y eso es lo que hoy nos indica la investigación en Macrotendencias de consumidor: que el cuerpo se ha puesto en primer plano y, con el cuerpo, la necesidad de explorarse a sí mismo, experimentar con las sensaciones y liberar el placer.
La sexualidad tiene que ver siempre con sistemas de valores. Y son esos valores los que hoy están siendo cuestionados por las nuevas prácticas, discursos y estéticas de la sexualidad.
Hoy asistimos a la liberación de nuevas corporalidades, nuevas representaciones del cuerpo, nuevas maneras de pensar la identidad y la orientación sexual.
No se trata de hablar de sexo por hablar de sexo, sino de hablar de estos cambios. Y de participar de ellos con productos y servicios que se integren bien con estas exploraciones de los consumidores.
No hay una receta para incluir la sexualidad en el ADN de las marcas. Pero hay unas máximas que hemos identificado que pueden seguirse:
Y si quieres saber cómo hay marcas que están participando de la redefinición actual de la sexualidad, no te pierdas estos referentes:
Este es un kit de juguetes sexuales que plantea un conjunto de rituales para que los usuarios experimenten con su cuerpo.
Utiliza distintos materiales cuyas texturas diversas se vuelven una forma de explorar las sensaciones que hacen sentir bien a los usuarios.
Esta marca de juguetes sexuales está creada especialmente para la comunidad queer y las personas no binarias.
Crea juguetes que están adaptados a los cuerpos diversos.
Su exploración es inspiradora para todas las marcas. Sus principios pueden aplicarse a todo tipo de productos y servicios.
Manuela Escobar ha sabido posicionar una conversación seria, abierta e informada sobre sexualidad femenina (e incluso masculina).
Ha logrado crear una comunidad que no le teme a hablar del placer femenino, de lo que pasa en los cuerpos durante el sexo, de los temores, de los disgustos, entre otros.
Noemí Casquet es una experta en sexualidad que ha creado Santa Mandanga, su escuela de sexualidad.
A las marcas Casquet les enseña todas las puntas que toca la sexualidad en la vida. No se limita a lo específicamente sexual, sino que enseña cómo todo tiene una relación con la forma en la que pensamos y vivimos la sexualidad.
Esta marca de lencería ha entendido que la ropa interior erótica no es solo cuestión de seducción y placer.
Es ante todo un asunto de libertad y bienestar.
Han entendido que su negocio es de bienestar integral.
Esta marca se ha tomado muy en serio las redefiniciones de género y las nuevas masculinidades.
Ha apostado a que la lencería «femenina» sea también para los hombres.
Y no, no es exclusiva para hombres homosexuales o queer.
Sus clientes son también hombres y parejas heterosexuales que han descubierto que pueden explorarse más allá de los estándares tradicionales.
Ya vamos tarde para empezar a hacerlo.